Los jueces están reconociendo el derecho de los empresarios a decidir cómo deben vestir sus empleados de acuerdo a la imagen de la sociedad o de una determinada marca, pero exigen que sean medidas aplicables tanto a hombres como a mujeres.
El poder de dirección del empresario sobre los empleados incluye la posibilidad de imponer un uniforme determinado, siempre que sea proporcional y razonable según su sector de actividad.
Por tanto, si alguno de los empleados se niega a utilizar el vestuario impuesto unilateralmente por la empresa se le podrá sancionar, pudiendo incluso llegar al despido si dicha negativa es reiterada. No obstante, en estos casos lo mejor es actuar con flexibilidad.
Si se quiere imponer una determinada imagen entre el personal de la empresa, hay que asegurarse de hacerlo para ambos sexos ya que si no es así las instrucciones podrían considerarse discriminatorias y no se podría sancionar su incumplimiento.
Nosotros recomendamos, en determinados casos, que se firme un código o normas de vestimenta entre la empresa y los empleados.
Si considera necesario cualquier aclaración adicional, por favor, no dude ponerse en contacto con nosotros.